Cuando hablamos de vivienda nos referimos a mucho más que a un edificio; de su calidad y su facilidad de acceso se desprenden consecuencias sociales, económicas y culturales para las ciudades. En efecto, las políticas de vivienda influyen en la diversidad social, la participación en la vida ciudadana y el acceso de los residentes a servicios públicos locales. Por ello, tienen un impacto significativo en la calidad de vida en la ciudad. La propiedad de los terrenos y su valor monetario son igualmente factores clave. La ESS, a través de iniciativas como las cooperativas de vivienda, los fideicomisos de tierras o la oferta de viviendas sociales, representa un socio clave de los gobiernos locales con la voluntad de concebir e implementar proyectos que faciliten una vivienda estable a corto y largo plazo.