Varios países y ciudades han reconocido explícitamente el papel de las empresas de la ESS para ofrecer ciertos servicios sociales a la comunidad, a menudo complementarios a los servicios públicos o privados, por ejemplo: la integración socio-laboral de las personas en riesgo de exclusión social o con discapacidad. Estos servicios son especialmente importantes en un contexto de transición demográfica que implica cambios significativos en la demanda de cuidados y servicios a la que el Estado no siempre es capaz de hacer frente. Los objetivos y las formas específicas de las medidas adoptadas por estos gobiernos tienen un efecto de base en las empresas de la ESS de sus respectivos territorios y en su impacto en la comunidad.