Para muchas ciudades del mundo, un reto mayor es la integración de una población creciente de jóvenes, de los que una parte proviene de regiones rurales o de otro país en busca de un futuro mejor. En otras ciudades, la cuestión radica más bien en cómo mantener a estos jóvenes en el territorio ofreciéndoles puestos de trabajo, vivienda y servicios atractivos y asequibles. En todos los casos, las ciudades que son capaces de involucrar a los jóvenes en sus estructuras de gobierno y de desarrollo, se benefician de su energía y sus ideas para el progreso económico, social, cultural y/o medioambiental de la ciudad.