Mientras que algunas ciudades y barrios experimentan un proceso de declive o de despoblación, otros sufren presiones ligadas a un aumento significativo en su número de residentes, ya sea por el aburguesamiento de los barrios o por una migración significativa desde las zonas rurales o de otros países. Para adaptar los servicios a los ciudadanos de acuerdo con estas dinámicas y hacer frente a estos nuevos retos, es necesaria la cooperación entre los ciudadanos y las autoridades locales. Las iniciativas resultantes de esta colaboración pueden resultar importantes impulsores de la revitalización urbana y las innovaciones sociales.